Durante este verano se han producido varias denuncias por parte de novilleros que se encuentran, a la hora de cobrar sus emolumentos, con la desagradable sorpresa de que no son las cosas tal y como las habían acordado.
Estos casos se están dando en pequeños pueblos que, por lo general, tienen subvención del ayuntamiento para la organización de los festejos que se celebran durante sus fiestas patronales, con lo que los beneficios de los empresarios están asegurado de antemano.
Este pillaje, pues no merece otro calificativo esta práctica, cuenta con el asentimiento de muchos de los novilleros afectados que consienten y callan guiados, seguramente, por las ganas de torear y de aprovechar alguna de las pocas oportunidades que se les presentan y, de esa forma, se convierten en carne de cañón para ser estafados.
Pero este verano alguno de estos atropellos están saliendo a la luz pública y, aunque parezca mentira, los políticos responsables de los ayuntamientos, los que conceden las subvenciones con el dinero de todos, no hacen nada, guardan silencio y, como quién calla otorga, se convierten en cómplices de estos empresarios estafadores.
¿A qué esperan para tomar cartas en el asunto los políticos responsables? ¿No se les cae la cara de vergüenza ante semejante pillaje en su propio pueblo? ¿O acaso también salen beneficiados de este atraco a mano armada?
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